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Ignacio Pérez Dolset (U-tad): “En España no hay otro sitio para un proyecto como el nuestro”

Ignacio Pérez Dolset es una de las figuras más relevantes del sector tecnológico español. Fundó U-tad, un centro pionero en videojuegos y animación, en 2011. Antes, había estado veinte años inmerso en la industria digital española: como fundador de Pyro Studios, productora del juego Commandos, y de Ilion Animation, responsable de la película Planet 51. Si se lanzó al mundo de la educación fue porque entendió que “en cualquier negocio, lo fundamental es el capital humano”.

Pérez Dolset atiende a Madrid Investment Attraction en la sede de U-tad, en el parque empresarial de Las Rozas. En esta entrevista comparte los secretos del éxito del proyecto formativo y su visión sobre el ecosistema empresarial y el papel de la administración.

M.I.A.: En primer lugar, ¿podría definir brevemente qué es U-tad?

I.P.D.: U-tad es un centro universitario dedicado a la formación digital. Y es consecuencia de la falta que había en España de proyectos como éste. En cualquier negocio o industria lo fundamental es la gente, el capital humano. Estoy cansado de oír hablar de talento: el talento hay que formarlo. Y por eso surgió U-tad. En mi experiencia en internet, siempre es muy difícil encontrar gente.

El proyecto nace en 2008 y el primer curso arranca en 2011. Hubo una fase de aprender de qué iba esto. No nació como centro universitario, sino con la idea de formar gente. Lo hicimos universitario porque había que visibilizar y prestigiar este sector. En 2022 sigue habiendo resistencia a cosas que no son tan nuevas, como el videojuego. ¡Pero aquí es donde está el empleo! Es una gran industria. Nuestra oferta incluye ingeniería de software, big data…

M.I.A.: ¿Qué programas ofrecen?

I.P.D.: Hacemos grados, posgrados y ciclos formativos superiores. Cubrimos esas tres capas en cuatro áreas: animación, diseño, videojuegos e ingeniería.

M.I.A.: ¿Por qué decidieron abrir U-tad en Madrid?

I.P.D.: Podría mentir, pero fue porque ya estábamos aquí. Y no hay mejores sitios en España. La posibilidad de montarlo fuera de España la hemos tenido siempre, pero había vocación de hacerlo aquí. No es un proyecto exclusivamente empresarial, si lo hiciera por dinero me habría dedicado a otra cosa. ¿Por qué hacer videojuegos e ir a contracorriente? Pues porque se puede hacer. Es muy cansino ir por ahí y que en otros países nos miren como diciendo “esto no lo podéis hacer, esto es para los anglosajones”.

Cuando hicimos Commandos teníamos críticas muy duras. La revista más importante de videojuegos de Reino Unido decía que en España solo había burro-taxis y naranjas. Pues no, también había unos tíos haciendo un videojuego. Diez años después dijeron que era uno de los mejores videojuegos de la historia para PC. Montamos U-tad en Madrid porque estábamos aquí, pero también porque no nos apetecería hacerlo en otro sitio.

M.I.A.: ¿Ni en otra ciudad española?

I.P.D.: Es que yo creo que en España no hay otro sitio para un proyecto así.

M.I.A.: ¿Qué porcentaje de alumnado español y extranjero tienen?

I.P.D.: Somos un caso raro. Ahora estamos lanzando grados online, porque hasta el año pasado era todo presencial o presencial-remoto. Históricamente, el 40% de los alumnos son de fuera de Madrid, algo gratificante. Extranjeros tenemos cada vez más, pero es un número pequeño. Nunca hemos intentado captarlos.

M.I.A.: ¿Están en contacto con empresas del sector para definir los programas y contratar profesorado?

I.P.D.: Es que somos el sector. En el equipo de marketing, uno viene de los videojuegos, otro de revistas de la época. Nuestro director académico trabajó conmigo como productor de animación. El 80% de nuestros profesores son gente en activo. Somos más industria que universidad.

M.I.A.: ¿Cómo ve la oferta universitaria de Madrid, tanto en general como en temas de creación digital?

I.P.D.: Cuando algo funciona, evidentemente te lo copian. Fuimos un motor de algo que no existía y la gente tomó conciencia.

U-tad es un proyecto muy personal. Antes de formarlo colaboramos con muchas universidades españolas. Los cursos de videojuegos de la Complutense los montamos nosotros. Igual en Valencia. Antes de arrancar hablamos con universidades privadas de Madrid para que fueran ellas quienes lo montaran. Y nadie quiso. Decían: el mercado no está listo. Estábamos en 2008. Yo había jugado a mi primer videojuego en el 74. La gente ha tomado conciencia ahora del discurso de U-tad de entonces.

M.I.A.: U-tad ha sido reconocida como el cuarto mejor centro de Europa y el sexto del mundo para estudiar creación de videojuegos, ¿qué hace a U-tad especial?

I.P.D.: Que somos de verdad. Creo que no todo el mundo lo es. Nuestro discurso de excelencia y calidad es de verdad. Eso tiene un coste inmenso. La gente que trabaja aquí vive encantada pero tensionada. El ambiente es bueno, pero el nivel de exigencia es muy alto. El secreto de U-tad no son las titulaciones, sino estar todos los días apretando los tornillos y comprometernos con lo que hacemos. Si un profesor no funciona, se cambia. Traemos a profesores del extranjero, hay gente a la que todas las semanas le ponemos un avión. Tenemos 300 profesores al año, que para el número de alumnos que tenemos son muchos. Buscamos a gente muy especializada.

Hablamos de educación. Y yo no me quiero comprometer. A un mal máster se sobrevive, pero cuatro años estudiando un grado es una decisión que te condiciona si te equivocas. Es la decisión profesional más importante que uno toma en su vida. Muchas universidades se centran en el posgrado porque es más comercial. Pero el grado es más complejo y se tarda más en construir. El 80% de nuestros alumnos son de grado. Hay que afrontar con seriedad el compromiso de traerte a un chaval con 18 años y soltarlo con 23.

M.I.A.: Madrid se está convirtiendo en un hub de industrias creativas y culturales. ¿Cuál es su visión del ecosistema y qué actores destacaría?

I.P.D.: Es la pregunta que llevo 25 años peleando y no es sencillo. Estamos hablando de la industria más grande del mundo con diferencia. Puedes hablar del automóvil y de la farmacéutica, pero al final esto es Apple, Google, Microsoft. Las empresas más grandes que se han creado en los últimos veinte años y con mayor capitalización giran alrededor de esto. Competimos contra gigantes.

U-tad es conocido por formar en entretenimiento digital, que es una industria grande que forma parte de esa gran industria digital, pero nuestra mayor área de crecimiento es la ingeniería. Formamos a ingenieros que, en su mayor parte, no van a industrias creativas.

Se subestima el tamaño del reto. El nivel de recursos y apoyo tiene que ser gigantesco. Y solo es posible a nivel nacional. Una comunidad o ayuntamiento puede favorecer un ecosistema, pero tiene que venir desde arriba. Yo lo he intentado con distintos gobiernos. El concepto era: necesitamos un plan global, como el ADO (Asociación de Deportes Olímpicos). Para tener buenos deportistas necesitas escuelas deportivas y una salida profesional, que haya movimiento económico. Talento, conocimiento e inversión. Pero ninguna cosa por sí sola te va a sacar del problema. Necesitas crear ese ecosistema en el que cada una de las partes interaccione.

Hubo un momento en España en el que se decía: capital. Y yo decía: ¡pero no pongáis dinero si no tenéis dónde invertirlo! Ahora mismo, más que en educación invertiría en comunicación. En la integración de todas esas partes, en un facilitador entre empresas, emprendedores y estudiantes. Hay que hacer que el capital conozca el talento. Cada vez sucede más, pero el modelo tradicional de las cámaras de comercio hay que llevarlo al siguiente nivel.

M.I.A.: Hay un creciente interés en el acceso a España de grandes empresas y fondos internacionales a través de adquisiciones de estudios locales. Por ejemplo: Skydance invirtiendo en Ilion, Tencent en Tequila Works, 2K comprando Elite3d, Take-Two comprando Social Point… ¿Dónde está el equilibrio entre ayudar a crecer a estudios locales y el empujón que suponen estas inversiones?

I.P.D.: Veo positiva una parte. La parte del capital y de la compra de empresas es una pena. Es como ir a por el oro y conseguir la plata. Cuando Ilion era una empresa española, la toma de decisiones y el accionariado estaba en Madrid; ahora está en Los Ángeles. Pero hay 600 personas en un proyecto de primer nivel con sueldos de calidad, que con el tiempo se independizarán, montarán sus negocios, ayudarán a otros… Esa parte de conocimiento es imprescindible. Lo triste sería comprar y llevarlo fuera.

¿Qué pasó con el automóvil en España? Vinieron muchas fábricas porque era barato. Ilion no está en España porque sea barato, sino porque no es caro. Madrid combina no ser caro con otros atractivos.

M.I.A.: ¿Cuáles son los puntos fuertes de Madrid?

I.P.D.: La ciudad es un activo inmenso, igual que lo fue Barcelona. Madrid era más tradicional y eso ha cambiado. La gente la recomienda. Se come bien, hay buen clima, es una ciudad divertida. Un amigo supervisa un estudio en Montreal, donde hay una industria local gigantesca, y dice: ojo con Madrid.

M.I.A.: ¿Tienen contacto con la administración?

I.P.D.: Yo lo tuve con todas las administraciones durante mucho tiempo. Monté el grupo de contenido digital en la patronal Ametic. Hoy en día no a nivel personal, pero U-tad sí. Es parte del clúster de videojuegos del Ayuntamiento.

M.I.A.: Si tuviese que escoger un reto para solucionar ahora, ¿cuál sería? ¿En qué pueden ayudar las administraciones?

I.P.D.: Hace una década trabajé con la secretaria de estado del Ministerio de Industria elaborando la agenda digital española. El tema de los polos tecnológicos era muy duro porque estaba reñido con el autonómico y había que distribuir el dinero entre todas las comunidades. En Estados Unidos, la industria se concentra en cuatro estados. No puedes tener un parque tecnológico en cada provincia. Esto requiere concentración.

Cuando el ecosistema existe, la gestión privada está muy bien. Pero cuando no existe y tienes que hacer un esfuerzo para crearlo, es imprescindible que haya colaboración público-privada. Cómo orquestarla es el secreto. Si caes demasiado en lo público, puede no ser eficiente; si se la entregas al sector privado, la gestión puede ser excesivamente egoísta. Hay que conseguir crear mecanismos de colaboración público-privada. Suena bonito, pero es complicado.

Yo pediría colaboración. Es imposible que cada uno lleve su propia dinámica. En Madrid, Comunidad y Ayuntamiento deben tener un solo plan, una única visión sin pisarse. Dentro de todas estas políticas, yo diría que lo que hace falta es coordinación.