• Madrid Investment Attraction
menu
close
cab

“En Madrid está el poder económico y hay mejor conexión con todos los agentes institucionales, bancarios y empresariales. Las cosas pasan aquí”

Conversación con Grégorie de Lestapis, CEO de October España y miembro del Comité Ejecutivo.

Febrero de 2020

Aprovechando la inminente presentación del clúster Madrid Capital Fintech , iniciativa promovida por el Ayuntamiento  con el acompañamiento del Foro Ecofin  que aúna a una treintena de start-ups y grandes empresas, entidades académicas y asociaciones sectoriales o institucionales, con el fin de promover la colaboración entre todos los agentes involucrados para fortalecer la formación, la investigación, la innovación y el desarrollo empresarial, y la atracción de talento, empleo e inversión, conversamos con Grégoire de Lestapis, antiguo director general del BBVA en Francia, que lideró la internacionalización y dirige la filial española de October, una de las empresas integrantes del clúster.

October  (antes, Lendix) es una compañía francesa de crowdlending, en la que inversores particulares e institucionales prestan dinero a pymes con necesidad de financiación para crecer. En apenas seis años ha crecido de cero a más de 120 empleados y ha abierto oficinas en París, Ámsterdam, Milán, Múnich y Madrid. España fue el primer país al que se expandió.

 

M.I.A.: October nace en Francia en 2014 y llega a España en 2016, solo dos años después. ¿Podríais explicarnos brevemente qué hacéis?

 G.L: October es una plataforma de préstamos para empresas: un sitio donde pymes que quieren crecer vienen a pedir un préstamo. Analizamos la petición, valoramos si es válida, eliminamos muchas y publicamos las aprobadas para que inversores institucionales y particulares puedan prestar. Es hacer de banco sin ser banco. Hasta 2014, la ley en Francia te prohibía prestar dinero si no eras un banco. Cuando cambió, el fundador [Olivier Goy] decidió montar esto.

Conocí a Olivier en 2015, cuando yo aún era director general de BBVA en Francia. El banco tenía interés en saber qué pasaba en las fintech, con el mundo del préstamo. Habían nacido 58 plataformas y visité las diez primeras. De Olivier me sorprendieron su modelo de negocio y su visión, paneuropea. Me decía: veo una empresa líder, la primera plataforma en Europa de préstamos a pymes. Yo le miraba pensando: está loco. Él comentaba que había que mirar qué mercados eran interesantes, dónde había un tejido fuerte de pymes. Es 2015, tras la crisis. La relación empresa-banca estaba dañada, era un buen momento para ofrecer alternativas y la tecnología lo permitía. Dejé BBVA y me asocié con él.

 

M.I.A.: ¿Por qué elegisteis España como primer país para la internacionalización y Madrid como sede?

 G.L: Hubo una razón personal y otra profesional. Mi mujer es española y yo llevo años aquí. Pero no es suficiente. Podíamos haber empezado con Alemania. Hicimos un estudio y España ganó el concurso interno: por tejido empresarial, por las relaciones difíciles con los bancos… Es una relación de amor-odio, de dependencia y síndrome de Estocolmo que aquí era más fuerte que en otros países. Nos pareció interesante ofrecer una alternativa a la oferta bancaria, concentrada en muy pocos bancos tras la crisis.

Luego llegó la discusión: ¿Madrid o Barcelona? Barcelona tiene una reputación más fuerte en el mundo de la tecnología que Madrid. Pero Madrid es la capital, donde está el poder económico, donde hay mejor conexión con todos los agentes institucionales, bancarios, empresariales. Las cosas pasan aquí. En Barcelona hay un mayor pool de talento tecnológico que en Madrid, pero la tecnología ya la teníamos en París. Aquí necesitábamos ser reconocidos como agente de confianza y eso se trabaja en varios frentes. Uno: el regulador. La CNMV está aquí. Dos, el reconocimiento del mercado. Se trabaja con actores como el ICO, con grandes bancos…

Con retrospectiva, Madrid tiene más atracción y Barcelona se ha complicado por el tema político. Madrid tiene la oportunidad de seguir creciendo y aprovechando la tracción del país.

 

M.I.A.: ¿Cómo fue la expansión?

 G.L: Fuimos a un workcenter un poco tristón. Vine solo, cogí una sala para seis personas y empecé a reclutar. Sabíamos bien qué necesitábamos: primero, la autorización de la CNMV; segundo, un equipo para todo lo relacionado con los clientes (responsable de marketing, de identificar a inversores…). Y, tercero, un espacio de trabajo agradable. Cogimos uno de 120 metros cuadrados para 16 personas, pero en un año no cabíamos y tuvimos que cambiar. Fue un error no pensar más grande al principio.

La edad media de nuestra plantilla es de 30 años. Al reclutar, notamos que la gente tiene miedo. ¿Es esto serio? ¿Puedo iniciar una carrera aquí? La sociedad española piensa en escalera: conservador, conservador, conservador… y de repente se vuelve loca. Por eso  tienes que atraer la gente con el proyecto y la misión: trabajarás en un proyecto bonito para que las empresas puedan obtener financiación y crecer.

 

M.I.A.: Ya sois 22 empleados. ¿Es todo talento local?

 G.L: Sí, hay dos excepciones. Somos dos franceses por casualidad. Esto tiene que ser español. Estás en París, ¿para qué quieres un establecimiento en España? Hay empresas que se quedan en su país y abren una pequeña oficina local. Nosotros hemos dicho: necesitamos tener en el país todo lo que tiene que ver con el cliente. Marketing, comercial, departamento de riesgos, inversiones; la cadena que está siempre en contacto con el mercado. Esto no lo puedes hacer sin estar. No sabes qué pasa, no entiendes las sutilezas locales, a la empresa española, sus costumbres y criterios de funcionamiento. O lo tienes con gente local que entiende e interpreta, o te equivocas.

El resto lo tenemos horizontalmente. La tecnología, el compliance, el data science. Hay cosas que están en París, otras en Ámsterdam…

 

M.I.A.: ¿Lleváis a cabo aquí alguna de esas actividades transversales?

 G.L: Lo hemos intentado con tecnología, pero por el momento no tenemos actividad transversal. La tendremos. Es cuestión de talento. A nivel europeo, somos agnósticos sobre dónde están la mayoría de las funciones: la tecnología te permite trabajar desde cualquier sitio y creemos que la gente tiene más interés en vivir aquí que en Estocolmo. En Madrid hay mucho talento, mejor de precio, la gente está formada y es innovadora en su manera de trabajar.

España tiene una capacidad germánica de innovar. Son los segundos alemanes de Europa: muy organizados y capaces de hacer en 48 horas lo que otra gente hace en dos meses.

 

M.I.A.: ¿Cómo ves el ecosistema fintech en Madrid?

 G.L: Para montar una startup necesitas talento y capital. El talento está, aunque España podría mejorar. ¿Qué hace que la gente venga a trabajar aquí? España tiene muchos de elementos que motivan, pero no se vende muy bien y no saca todo su potencial. Donde falla es en el tema del capital. Ahí hay mucho por hacer. La infraestructura financiera en España es difícil. ¿Qué hace que un fondo de capital riesgo invierta en ti al principio y te permita desarrollarte y hacer una segunda y tercera ronda? Necesitas muchos actores para que los inversores apuesten por ti. Todo esto es débil en España.

En October hemos hecho tres rondas de financiación, hemos salido a buscar dinero donde fuera y no hemos encontrado capital español que quisiera invertir en nosotros. Además, buscamos deuda: somos una plataforma que da préstamos, una parte de ese dinero viene de inversores particulares y otra de inversores institucionales. Hemos creado ya cuatro fondos de inversión, de 26, 95, 200 y 50 millones de euros. En el tercero, en 2018, me fui a ver a las aseguradoras, bancas privadas y family offices. Aquí captamos cuatro inversores y más bien pequeños. Les parecía muy novedoso y preguntaban: ¿quién entra? Buscan un referente. Les decía: el Fondo Europeo de Inversión. Sí, ¿pero en España? Hasta ahora no hemos conseguido demasiados. Tengo esperanza, pero no es fácil.

 

M.I.A.: ¿Habéis recibido apoyo de las administraciones públicas? ¿En qué os podrían ayudar?

 G.L: En el mundo financiero, nos impactan actores como la CNMV , el ICO  y las compañías de SGR [Sociedades de Garantía Recíproca]. No quiero criticar al regulador, porque tiene una tarea imposible, pero la ley [la que regula el crowdlending] se hizo rápidamente y se podía haber mejorado. Ahora habrá una regulación europea. Con las SGR también hemos querido trabajar, pero no ha sido posible. A ICO le hemos planteado hacer cosas juntos: su misión es facilitar financiación para pymes, así que sugerimos que nos usaran como plataforma. Tienen interés en diversificar las fuentes de financiación y a los presidentes con los que nos hemos reunido les ha parecido fantástico, pero siempre hay algo que no lo permite. Creo que lo conseguiremos, pero son tres años de reuniones. Se podría haber acelerado un poco más.

 

M.I.A.: ¿Y a nivel local?

 G.L: Estamos encantados de estar en el círculo fintech y de que haya un apadrinamiento del Ayuntamiento de Madrid. Hay un verdadero deseo de crear un clúster en Madrid y hacer una ciudad atractiva para esto. Yo no soy político, pero si miramos a medio y largo plazo, el futuro va de tecnología. A través de este eje se pueden hacer muchas cosas.